Lectura diaria de la Biblia

11 de Julio 2010 – Domingo

 

Mundo: Si de buena fe aceptaban a Cristo como el “buen samaritano”, se salvarían.

 

Fe: Se portó como prójimo el que practicó la misericordia con él: anda, haz tú lo mismo.

 

Dt 30, 10-14: Moisés habló al pueblo diciendo: Escucha la voz del Señor tu Dios, guardando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el código de esta ley; conviértete al Señor tu Dios con todo el corazón y con toda el alma. Porque el precepto que yo te mando hoy no es cosa que te exceda ni inalcanzable; no está en el cielo, no vale decir: “¿Quién de nosotros subirá al cielo y nos lo traerá y nos lo proclamará para que lo cumplamos?”. No está más allá del mar, no vale decir: “¿Quién de nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará para que lo cumplamos?”. El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo

 

Sal 68, 14-17.30-37: Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

 

Col 1, 15-20: Cristo Jesús es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas celestes y terrestres, visible e inviable. Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades: Todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

 

Lucas 10, 25-37: Se presentó un letrado y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?. Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley?, ¿qué lees en ella?. El letrado contestó: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo. Él le dijo: Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida. Pero el letrado, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús: ¿Y quien es mi prójimo? Jesús dijo: Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquél camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo  cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero le dijo: “Cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta”. ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos? Él letrado contestó: El que practicó la misericordia con él. Díjole Jesús: Anda, haz tú lo mismo.

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