Lectura diaria de la Biblia

15 de diciembre 2024 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: A la pregunta “¿qué debemos hacer?”, siguen en el Evangelio las respuestas de Juan el Bautista, que son diferentes para cada grupo. En efecto, Juan recomienda a los que tienen dos túnicas que las reparta con el que no tiene; a los publicanos, que cobran los impuestos, les dice: “No exijáis más de lo que os está fijado”; y a los soldados: “No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas”. A cada uno dirige una palabra específica, relativa a la situación real de su vida. Esto nos ofrece una valiosa enseñanza: la fe se encarna en la vida concreta. No es una teoría abstracta. La fe no es una teoría abstracta, una teoría geralizada, no, la fe toca la carne y transforma la vida de cada uno. Pensemos en la concreción de nuestra fe. Mi fe: ¿es una cosa abstracta o es concreta? ¿La llevo adelante en el servicio a los demás, en la ayuda? (12-12-2021)

Sofonías 3, 14-18a: Alégrate hija de Sión, grita de gozo Israel, regocíjate y disfruta con todo tu ser, hija de Jerusalén. El Señor ha revocado tu sentencia, ha expulsado a tu enemigo. El rey de Israel, el Señor, está en medio de ti, no temas mal alguno. Aquel día se dirá a Jerusalén: ¡No temas! ¡Sión, no desfallezcas! El Señor tu Dios está en medio de ti, valiente y salvador; se alegra y goza contigo, te renueva con su amor; exulta y se alegra contigo como en día de fiesta.

Salmo: Isaías 12, 2-6: Gritad jubilosos, porque es grande es en medio de ti el Santo de Israel.

Filipenses 4, 4-7: Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El señor está cerca. Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que supera todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Lucas 3, 10-18: La gente preguntaba a Juan: “¿Entonces, qué debemos hacer?”. Él contestaba: “El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo”. Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: “Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?”. Él les contestó: “No exijáis más de lo establecido”. Unos soldados igualmente le preguntaban: “Y nosotros, ¿qué debemos hacer?”. Él les contestó: “No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga”. Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos: “Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego: en su mano tiene el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga. Con estas palabras y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el evangelio.

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