Lectura diaria de la Biblia

5 de noviembre 2024 – martes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Jesús relata la historia de un hombre que ofreció una gran cena y convidó a mucha gente. Sus siervos dicen a los invitados: “¡Vengan, ya está preparado!”. Pero todos comenzaron a excusarse para no ir. (…) Excusarse es la palabra educada para no decir: “rechazo”. Rechazan, pero educadamente. Entonces el patrón manda a los siervos a la calle a llamar a los pobres, a los enfermos, a los cojos y a los ciegos, y ellos llegan a la fiesta. (…) Y esto del rechazo nos debe hacer pensar en nosotros, en las veces que Jesús nos llama; nos llama a hacer fiesta con Él, a estar cerca de Él, a cambiar de vida. Piensen que busca a sus amigos más íntimos ¡y ellos lo rechazan! Después busca a los enfermos… y van; tal vez alguno lo rechace. Cuantas veces nosotros sentimos la llamada de Jesús para ir con Él, para hacer una obra de caridad, para rezar, para encontrarlo, y nosotros decimos: “Pero, disculpa Señor, estoy atareado, no tengo tiempo. Si, mañana, no puedo…”. Y Jesús permanece allí. (06-11-2018)

Uno de los comensales dijo a Jesús: ¡Bienaventurado el que coma en el reino de Dios!. Jesús le contestó: Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los convidados: “Venid, que ya está preparado”. Pero todos empezaron a excusarse. El primero le dijo: “He comprado un campo y necesito ir a verlo. Dispénsame, por favor”. Otro dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor”. Otro dijo: “Me acabo de casar y, por ello, no puedo ir”. El criado volvió a contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa, indignado, dijo a su criado: “Sal a prisa a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”. El criado dijo: “Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio”. Entonces el señor dijo al criado: “Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se llene mi casa”. Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete.

Filipenses 2, 5-11; Salmo 21, 26-32 . Lucas 14, 15-24

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