Lectura diaria de la Biblia
5 de septiembre 2024 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: Acusarse así mismo es más bien sentir la propia miseria: “sentirse miserable”, “mísero”, ante el Señor. Se trata de sentir vergüenza. Y es algo que no se hace con palabras sino con el corazón, es decir, es una experiencia concreta como cuando Pedro le dice a Jesús que se aleje de Él, pecador: “se sentía verdaderamente pecador” y luego se sintió salvado. La salvación que Jesús nos trae necesita esta confesión sincera porque no es una cosa cosmética, que cambia un poco tu rostro con “dos pinceladas”: Transforma, pero para que entre, hay que hacerle lugar con la confesión sincera de tus pecados, para que experimentes la maravilla de Pedro. (06-09-2018)
La gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él de pie junto al lago de Genesaret vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de la tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: Rema mar adentro, y echad las redes para la pesca. Respondió Simón y dijo: Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes. Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: Señor, apártate de mí, que soy un pecador. Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
1Corintios 3, 18-23; Salmo 23, 1b-6 . Lucas 5, 1-11