Lectura diaria de la Biblia

14 de julio 2024 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El Evangelio que se lee hoy en la liturgia narra que los discípulos de Jesús, enviados por Él, “ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban”. Este “aceite” nos hace pensar también en el sacramento de Unción de los enfermos, que da consuelo al espíritu y al cuerpo. Pero este “aceite” es también la escucha, la cercanía, la atención, la ternura de quien cuida a la persona enferma: es como una caricia que hace que nos sintamos mejor, que calma el dolor y anima. Todos nosotros, todos, necesitamos tarde o temprano esta unción”, la cercanía y la ternura, y todos podemos dársela a alguien, con una visita, una llamada telefónica, una mano tendida a quien necesita ayuda. (11-07-2021)

Amós 7, 12-15: Amasías, sacerdote de Betel, dijo a Amós: Vidente, vete huye al territorio de Judá. Allí podrás ganarte el pan y allí profetizarás. Pero en Betel no vuelvas a profetizar, porque es el santuario del rey y la “Casa-del reino. Pero Amos respondió Amasías: “Yo no soy profeta ni hijo de profeta. Yo era un pastor y un cultivador de sicomodos.  Pero el Señor me arrancó de mi rebaño y me dijo: “Ve, profetiza a mi pueblo Israel”.

Salmo 84, 9-14: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

Efesios 1, 3-14: Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos. Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor. Él nos ha destinado por medio de Jesucristo según el beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos, para alabanza de la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en el Amado. En él, por su sangre, tenemos la redención, el perdón de los pecados, conforme a la riqueza de su gracia que en sabiduría y prudencia ha derrochado sobre nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad: El plan que había proyectado realizar por Cristo, en la plenitud de los tiempos: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra. En él hemos heredado también los que estábamos destinados por decisión del que lo hace todo según su voluntad, para que seamos alabanza de su gloria quienes antes esperábamos en el Mesías. En él, también vosotros, después de haber escuchado la palabra de la verdad –el evangelio de vuestra salvación- creyendo en él habéis sido marcados con el sello del Espíritu Santo prometido. Él es la prenda de nuestra herencia, mientras llega la redención del pueblo de su propiedad, para alabanza de su gloria.

Marcos 6, 7-13: Jesús llamó a los doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y decía: “Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos. Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

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