Lectura diaria de la Biblia
14 de enero 2024 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: Detengámonos un momento en esta experiencia de encuentro con Cristo que nos llama a estar con Él. Cada llamada de Dios es una iniciativa de su amor. Siempre es Él quien toma la iniciativa, Él te llama. Dios llama a la vida, llama a la fe, y llama a un estado de vida particular. “Yo te quiero aquí”. (17-01-2021)
1Samuel 3, 3b-10.19: Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde se encontraba el arca de Dios. Entonces el Señor llamó a Samuel. Este respondió: Aquí estoy. Corrió donde estaba Elí y le dijo: Aquí estoy, porque me has llamado. Respondió: No te he llamado, vuelve a acostarte. Fue y se acostó. El Señor volvió a llamar a Samuel. Se levantó Samuel, fue a donde estaba Elí y le dijo: Aquí estoy, porque me has llamado. Respondió: No te he llamado, hijo mío, vuelve a acostarte. Samuel no conocía aún al Señor, ni se le había manifestado todavía la palabra del Señor. El Señor llamó a Samuel, por tercera vez. Se levantó, fue a donde estaba Elí y dijo: Aquí estoy; porque me has llamado. Comprendió entonces Elí que era el Señor el que llamaba al joven. Y dijo a Samuel: Ve a acostarte. Y si te llama de nuevo, di: “Habla, Señor, que tu siervo te escucha”. Samuel fue a acostarse en su sitio. El Señor se presentó y llamó como las veces anteriores: ¡Samuel, Samuel!. Respondió Samuel: Habla, que tu siervo escucha. Samuel creció, el Señor estaba con él, y no dejó que se frustrara ninguna de sus palabras.
Salmo 39, 2.4ab.7-10: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
1Corintios 6, 13c-15a.17-20: El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el señor para el cuerpo. Y Dios, resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros con su poder. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? El que se une al Señor es un espíritu con él. Huid de la inmoralidad. Cualquier pecado que cometa el hombre, queda fuera de su cuerpo. Pero el que fornica, peca contra su propio cuerpo. ¿Acaso no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que habita en vosotros y habéis recibido de Dios?. Y no os pertenecéis, pues habéis sido comprados a buen precio. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!
Juan 1, 35-42: Estaba Juan con dos de sus discípulos y fijándose en Jesús que pasaba, dice: Éste es el Cordero de Dios. Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: ¿Qué buscáis?. Ellos le contestaron: Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?. Él les dijo: Venid y veréis. Entonces fueron, vieron donde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora undécima. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo). Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: Tú eres Simón, el Hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce: Pedro).