Lectura diaria de la Biblia
5 de diciembre 2022 – lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: Tus pecados te son perdonados. Con esta novedad Jesús provocó las reacciones de los que tenían sus corazones cerrados. Quienes ya aceptaban –hasta cierto punto- que Jesús era un sanador; pero que también perdonase los pecados era demasiado para ellos. Pensaban: No tiene el derecho de decir esto, porque solo Dios puede perdonar los pecados. ¡Qué maravilloso ejemplo de sanación! La acción de Cristo, es una respuesta directa a la fe de las personas, a la esperanza que depositan el Él, el amor que demuestran tener los unos por los otros. Y por tanto Jesús sana, pero no sana simplemente la parálisis, sana todo, perdona los pecados, renueva la vida del paralítico y de sus amigos. Hace nacer de nuevo, digamos así.
Un día, estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea. Y el poder del Señor lo impulsaba a curar. Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo para colocarlo delante de Jesús. No encontrando por donde introducirlo, a causa del gentío, subieron a la azotea y, separando las tejas, lo descolgaron con la camilla hasta el centro, delante de Jesús. Él, viendo la fe que tenían, dijo: “Hombre, tus pecados están perdonados”. Los escribas y los fariseos se pusieron a pensar: ¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados más que Dios?”. Pero Jesús, leyendo sus pensamientos, les replicó: ¿Qué pensáis en vuestro interior? ¿Qué es más fácil: decir “Tus pecados quedan perdonados”, o decir “levántate y anda”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados -dijo al paralítico-: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa”. Él, levantándose al punto, a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estaba tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios. El asombro se apoderó de todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas.
Isaías 35, 1-10; Salmo 84, 9-14; . Lucas 5, 17-26