Lectura diaria de la Biblia
28 de agosto 2022 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: La humildad del pequeño es la de quien camina ante la presencia del Señor, no habla mal de los demás, mira solamente el servicio, se siente el más pequeño… Está ahí, la fuerza. Un ejemplo claro nos puede venir si pensamos en Nazaret: Dios, para enviar a su Hijo, mira una chica humilde, muy humilde, que inmediatamente hace un viaje para ayudar a una prima que lo necesitaba y no dice nada de lo que había ocurrido. La humildad es así: es caminar en la presencia del Señor, feliz, alegre porque esta es la alegría de los humildes: ser mirados por el Señor. Por eso, para hacer nuestra esa actitud de exultación en la alabanza de la cual habla el Evangelio refiriéndose a Jesús, es necesario tener mucha humildad y recordar siempre que la humildad es un don, un don del Espíritu Santo.
Eclesiástico 3, 17-20.28-29: Hijo mío, actúa con humildad en tus quehaceres, y te querrán más que al hombre generoso. Cuanto más grande seas, más debes humillarte, y así alcanzarás el favor del Señor. Muchos son los altivos e ilustres, pero él revela sus secretos a los mansos. Porque grande es el poder del Señor y es glorificado por los humildes. La desgracia del orgulloso no tiene remedio, pues la planta del mal ha echado en él sus raíces. Un corazón prudente medita los proverbios, un oído atento es el deseo del sabio.
Salmo 67, 4-5ac.6-7ab.10-11: Tu bondad, oh Dios, preparó una casa para los pobres.
Hebreos 12, 18-19.22-24a: No os habéis acercado a un fuego tangible y encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni al estruendo de las palabras, oído el cual, ellos rogaron que no continuase hablando. Vosotros os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a las miradas de ángeles, a la asamblea festiva de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos; a las almas de los justos que han llegado a perfección, y al Mediador de la nueva alianza, Jesús.
Lucas 14, 1.7-14: Un sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola: Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga: “Cédele el puesto a éste”. Entonces, avergonzado, iras a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: “Amigo, sube más arriba”. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido. Y dijo al que lo había invitado: Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.