Lectura diaria de la Biblia
24 de julio 2022 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: ¡La oración es el primer y principal instrumento de trabajo que tenemos en nuestras manos! Insistir a Dios no sirve para convencerle, sino para reforzar nuestra fe y nuestra paciencia, es decir, nuestra capacidad de lucha junto a Dios por cosas realmente importantes y necesarias. En la oración somos dos: Dios y yo luchando juntos por las cosas importantes.
Génesis 18, 20-32: El Señor dijo: La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte y su pecado es grave: voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación, y si no, lo sabré. Los hombres se volvieron y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de Abrahán. Abrahán se acercó y dijo a Dios: ¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás al lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti hacer tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo ¿no hará justicia?. El Señor contestó: Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos. Abrahán respondió: Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?. Respondió el Señor: No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco. Abrahán insistió: Quizá no se encuentren más que cuarenta. En atención a los cuarenta, no lo haré. Abrahán siguió hablando: Que no se enfade mi Señor si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?. No lo haré, si encuentro allí treinta. Insistió Abrahán: Me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se encuentran veinte?. Respondió el Señor: En atención a los veinte no la destruiré. Abrahán continuó: Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se encuentran diez?. Contestó el Señor: En atención a los diez no la destruiré.
Salmo 137, 1-3.6-8: Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
Colosenses 2, 12-14: Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó. Estabais muertos por vuestros pecados, porque no estabais circuncidados; pero Dios os dio vida en Cristo, perdonándoos todos los pecados. Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz.
Lucas 11, 1-13: Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos. Él les dijo: Cuando oréis decid: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en tentación. Y les dijo: Si alguno de vosotros tiene un amigo y viene durante la medianoche para decirle: “Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”. Y, desde dentro, el otro le responde: “No me molestes; la puerta ya está cerrada; mis niños y yo estamos acostados: no puedo levantarme para dártelos”; si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide, recibe; quien busca, halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?.