Lectura diaria de la Biblia

19 de Mayo 2022 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

Papa Francisco: La fiesta del Corpus Cristi nos pide convertirnos a la fe en la Providencia, saber compartir lo poco que somos y tenemos y no cerrarnos nunca en nosotros mismos. La Eucaristía es el memorial del amor de Dios. Ahí “se celebra el memorial de su pasión”, del amor de Dios con nosotros, que es nuestra fuerza, el apoyo para nuestro caminar. No es una memoria abstracta, fría o conceptual, sino la memoria viva y consoladora del amor de Dios. Así la Eucaristía forma en nosotros una memoria agradecida, porque nos conocemos hijos amados y saciados por el Padre; una memoria libre, porque el amor de Jesús, su perdón, sana las heridas del pasado y nos mitiga el recuerdo de las injusticias sufridas e infringidas; una memoria paciente, porque en medio de la adversidad sabemos que el Espíritu de Jesús permanece en nosotros. La Eucaristía nos anima: incluso en el camino más accidentado no estamos solos, el Señor no se olvida de nosotros y cada vez que vamos a Él nos conforta con amor.

Génesis 14, 18-20: Melquisedec, rey de Salém, sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino y lo bendijo diciendo: “Bendito sea Abrahán por el Dios Altísimo, creador de cielo y tierra. Bendito sea el Dios Altísimo que te ha entregado tus enemigos”. Y Abrahán le dio el diezmo de todo.

Salmo 109, 1-4: Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

1Corintios 11, 23-26: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor, y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía”. Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía”. Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Lucas 9, 11b-17: Jesús hablaba a la gente del reino y sanaba a los que tenían necesidad de curación. El día comenzaba a declinar. Entonces, acercándose los Doce, le dijeron: “Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida; porque aquí estamos en descampado”. Él les contestó: “Dadles vosotros de comer”. Ellos replicaron: “No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para toda esta gente”. Porque eran unos cinco mil hombres. Jesús dijo a sus discípulos: “Haced que se sienten en grupos de unos cincuenta cada uno”. Lo hicieron así, y dispusieron que se sentaran todos. Entonces, tomando Él los cinco panes y los dos peces y alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron lo que les había sobrado: doce cestos de trozos.

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