Lectura diaria de la Biblia
13 de marzo 2022 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: Hoy el Evangelio nos presenta la segunda etapa del camino de cuaresma: La Transfiguración. Jesús se muestra a los tres discípulos transfigurado, luminoso, bellísimo; y luego aparecen Moisés y Elías, que conversan con Él. Su rostro estaba tan resplandeciente y sus vestiduras tan blancas, que Pedro quedó iluminado. El Padre proclama a Jesús su Hijo predilecto, diciendo: “Escuchadlo”. No podemos olvidarnos de escuchar a Jesús.
Génesis 15, 5-12.17-18: Dios sacó afuera a Abrahán y le dijo: Mira al cielo, y cuenta las estrella si puedes contarlas. Y añadió: Así será tu descendencia. Abrahán creyó al Señor y se le contó como justicia. Después le dijo: Yo soy el Señor que te saqué de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra. Él replicó: Señor Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla?. Respondió el Señor: “Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón”. Él los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres y Abrahán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrahán y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. Aquel día el Señor concertó alianza con Abrahán en estos términos: A tu descendencia le daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río Éufrates.
Salmo 26, 1.7-9.13-14: El Señor es mi luz y mi salvación.
Filipenses 3, 20-4, 1: Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.
Lucas 9, 28b-36: Jesús tomó a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor. De repente dos hombre conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras estos se alejaban de él, dijo Pedro a Jesús: Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. No sabía lo que decía. Todavía estaba diciendo esto cuando llegó una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube. Y una voz desde la nube decía: “Este es mi Hijo, el elegido, escuchadlo”. Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.