Lectura diaria de la Biblia
14 de noviembre 2021 – Domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
DÍA MUNDIAL DE LOS POBRES DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA
Papa Francisco: Hoy celebramos la jornada Mundial de los pobres: “La esperanza de los pobres nunca se frustrará” (Salmo 9, 19). Dirijo mi pensamiento a todos aquellos que, en las diócesis y parroquias de todo el mundo, han promovido iniciativas de solidaridad para dar una esperanza concreta a los más pobres. Esto debe ser un testimonio de la atención que nuca debe faltar hacia nuestros hermanos. He visto algunas estadísticas sobre la pobreza. ¡Nos hacen sufrir! La indiferencia de la sociedad hacia los pobres (17-11-2019). En el pasaje evangélico de este domingo, el Señor quiere instruir a sus discípulos sobre los eventos futuros. No se trata principalmente de un discurso sobre el fin del mundo, sino que es una invitación a vivir bien el presente, a estar atentos y siempre preparados para cuando nos pidan cuentas de nuestra vida. Jesús dice: Por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas irán cayendo del cielo. 1. La luz que brillará en ese último día será única y nueva: será la del Señor Jesús que vendrá en gloria con todos los santos. En ese encuentro finalmente veremos su rostro a la plena luz de la Trinidad; un rostro radiante de amor, ante el cual todo ser humano también aparecerá en su verdad total. 2. Jesús dice que la historia de los pueblos y de los individuos tiene una meta y una meta que debe alcanzarse: el encuentro definitivo con el Señor. No sabemos el tiempo ni las formas en que sucederá. Sabemos un principio fundamental: el cielo y la tierra pasarán, dice Jesús, pero mis palabras no pasarán. El verdadero punto crucial es este. En ese día, cada uno de nosotros tendrá que entender si la Palabra del Hijo de Dios ha iluminado su existencia personal, o si le ha dado la espalda, prefiriendo confiar en sus propias palabras. Será más que nunca el momento en que nos abandonemos definitivamente al amor del Padre y nos confiemos a su misericordia. 3. ¡Nadie puede escapar de este momento, ninguno de nosotros! El poder del dinero y de los medios económicos con los que pretendemos, con presunción, comprarlo todo y a todos, ya no se podrá utilizar. Solo llevaremos con nosotros lo que hemos dado (18-11-2018).
Daniel 12, 1-3: Por aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que se ocupa de los hijos de tu pueblo: serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los que se encuentran inscritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra despertarán: unos para vida eterna, otros para vergüenza e ignominia perpetua. Lo sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por la eternidad.
Salmo 15, 5.8-11: Protégeme, Dios mío, que me refugio el ti.
Hebreos 10, 11-14.18: Todo sacerdote ejerce su ministerio diariamente ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados. Pero Cristo, después de haber ofrecido por los pecados de un único sacrificio, está sentado para siempre jamás a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado definitivamente a los que van siendo santificados. Ahora bien, donde hay perdón, no hay ya ofrenda por los pecados.
Marcos 13, 24-32: Dijo Jesús a sus discípulos: En aquellos días, después de la gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que él está cerca, a la puerta. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.