Lectura diaria de la Biblia

13 de agosto 2021 – viernes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Muchas veces los niños se esconden para llorar solos… Tenemos que entender esto bien. Marido y mujer son una sola carne. Pero sus criaturas son carne de su carne. Pensemos en la dureza con la que Jesús advierte a los adultos no escandalizar a los pequeños: Al que escandalice a uno de estos pequeños, más le valdría que le colgasen una piedra de molino y lo arrojasen al mar (Mt 18, 6). Así podemos comprender mejor su palabra sobre la gran responsabilidad de custodiar el vínculo conyugal que da inicio a la familia humana (cf. Mt 19, 6-9). Cuando el hombre y la mujer se convirtieron en una sola carne, todas las heridas y todos los abandonos del papá y de la mamá inciden en la carne viva de los hijos (24-6-2015).

Se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: ¿Es lícito a uno repudiar a su mujer por cualquier motivo?. Él les respondió: ¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. Ellos insistieron: ¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla?. Él les contestó: Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Pero yo os digo que, si uno repudia a su mujer –no hablo de unión ilegítima- y se casa con otra, comete adulterio. Los discípulos le replicaron: Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse. Pero él les dijo: No todos entienden eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda.

Josué 24, 1-13; Salmo 135, 1a-3a.16a-18a.21a, 22a,24a . Mateo 19, 3-12

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