Lectura diaria de la Biblia
12 de julio 2021 – lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: Hay una tendencia nuestra a la destrucción, a la guerra, a desunión: la tendencia que siembra en nuestro corazón el enemigo, el destructor de la humanidad: el diablo. Tres cosas para hacer la paz, la unidad entre nosotros: “humildad, paciencia -nosotros estamos acostumbrados a insultarnos, a gritarnos…- y mansedumbre”. Los esposos, cuando pelean, también cuando vuelan los platos, y hay viento de tormenta en casa: el mejor consejo para darles es: “Si, si, si, tirad todos los platos, pero no terminéis el día sin hacer las paces”. ¿Por qué? Porque la guerra fría al día siguiente es peligrosísima. El consejo de Jesús: poneos de acuerdo al principio, haced la paz al principio. El mundo hoy necesita paz, nuestra sociedad necesita paz. Empecemos por casa para practicar estas cosas sencillas: mansedumbre, paciencia, humildad (26-10-2018).
Jesús dijo a sus apóstoles: No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado. El que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa. Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
Éxodo 1, 8-14.22; Salmo 123, 1b-8 . Mateo 10, 34-11, 1