Lectura diaria de la Biblia

4 de julio 2021 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El joven beato Pedro Jorge Brassati decía: Jesús me visita cada mañana en la Comunión, y yo la restituyo del pobre modo que puedo, visitando a los pobres. Él había entendido lo que quiere decir tener un corazón misericordioso, sensible a los más necesitados. A ellos les daba mucho más que cosas materiales; se daba así mismo, empleaba tiempo, palabras, capacidad de escucha. Servía siempre a los pobres con gran discreción, sin ostentación. Un día antes de su muerte (4 julio 1027), estando gravemente enfermo, daba disposiciones de cómo ayudar a los necesitados. En su funeral, los familiares y amigos se quedaron atónitos por la presencia de tantos pobres, para ellos desconocidos, que habían sido visitados y ayudados por el joven Pier Giorgio (15-8-2015). La página evangélica del día presenta a Jesús cuando vuelve a Nazaret y un sábado comienza a enseñar en la sinagoga. Desde que había salido de Nazaret y comenzó a predicar por las aldeas y los pueblos vecinos, no había vuelto a poner un pie en su patria. Ha vuelto. Por lo tanto, irá todo el vecindario a escuchar a aquel hijo del pueblo cuya fama de sabio maestro y de poder sanador se difundía por toda la Galilea y más allá. La gente de Nazaret primero escucha y se queda asombrada; luego se pregunta perpleja: ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada?, y finalmente se escandaliza, reconociendo en él al carpintero, el hijo de María, a quien vieron crecer. Por eso, Jesús concluye con la expresión que se ha convertido en proverbial: No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa. Nos preguntamos: ¿Por qué los compatriotas de Jesús pasan de la maravilla a la incredulidad? Hacen una comparación entre el origen humilde de Jesús y sus capacidades actuales: es carpintero, no ha estudiado, sin embargo, predica mejor que los escribas y hace milagros. Y en vez de abrirse a la realidad, se escandalizan: ¡Dios es demasiado grande para rebajarse a hablar a través de un hombre tan simple! Es el escándalo de la encarnación (8-7-2018).

Ezequiel 2, 2-5: El espíritu entró en mí, me puso en pie y oí que me decía: Hijo de Adán, yo te envío a los hijos de Israel, un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Ellos y sus padres me han ofendido hasta el día de hoy. También los hijos tienen dura la cerviz y el corazón obstinado; a ellos te envío para que les digas: “Esto dice el Señor”. Te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, conocerán que hubo un profeta en medio de ellos.

Salmo 122, 1b-4: Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.

2Corintios 12, 7b-10: Hermanos: Para que no me engría, se me ha dado una espina en la carne: un emisario de Satanás que me abofetea, para que no me engría. Por ello, tres veces le he pedido al Señor que lo apartase de mí y me ha respondido: Te basta mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad. Así que muy a gusto me glorío de mis debilidades, para que resida en mí la fuerza de Cristo. Por eso vivo contento en medio de las debilidades, los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Marcos 6, 1-6: Se dirigió Jesús a su ciudad y lo seguían sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? ¿Y sus hermanas no viven con nosotros aquí?. Y se escandalizaban a cuenta de él. Les decía: No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa. No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe. Y recorría los pueblos del alrededor enseñando.

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