Lectura diaria de la Biblia
18 de marzo 2021 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: “Hay uno que os acusa: Moisés” (1ª lectura: Moisés con Dios) El Señor se irritó con su pueblo, que había adorado al becerro de oro. Moisés amaba al Señor: dice la Biblia que le hablaba cara a cara, como un hombre con su amigo. Qué hermoso es oír esto, porque hace entender que Moisés tenía libertad ante el Señor, suplicó a Dios, es decir, hizo una oración de intercesión. “Señor, escucha un poco. Tú, que hiciste salir a tu pueblo de Egipto con gran fuerza y con mano potente… ¿Y ahora destruirás todo lo que has hecho? Tú eres el Dios de la bondad y harás un mal papel ante los egipcios… Desiste, Señor; abandona este propósito de castigar a tu pueblo”. Para la oración de intercesión se necesitan dos cosas: coraje y paciencia. Si yo quiero que el Señor escuche algo que le pido, debo ir, e ir, e ir, llamar a la puerta y llamar al corazón de Dios, y hacerlo porque mi corazón está involucrado con ello. Pero si mi corazón no se involucra con esa necesidad, con esas personas por las que debo rezar, no será capaz ni siquiera del coraje ni de la paciencia (15-3-2018).
Jesús dijo a los judíos: Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es verdadero el testimonio que da de mí. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su rostro, y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no lo creéis. Estudiáis las escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ése si lo recibiréis. ¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?.
Éxodo 32, 7-14; Salmo 105, 19-23 . Juan 5, 31-47