Lectura diaria de la Biblia
27 de enero 2021 – miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: Jesús, el Maestro, enseñaba a la muchedumbre y al pequeño grupo de los discípulos, acomodándose a su capacidad de comprensión. Ya desde el Génesis, Dios le susurra al hombre esta invitación: cultivar y cuidar. Le da una misión, lo invita a ser parte de su obra creadora y le dice: “¡Cultiva! Te doy las semillas, la tierra, el agua, el sol, te doy tus manos y las de tus hermanos. Ahí lo tienes, es también tuyo” (7-7-2015).
Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme que tuvo que subirse a una barca; y, ya en el mar, se sentó; y el gentío se quedó en tierra junto al mar. Les enseñaba muchas cosas con parábolas, y les decía instruyéndolos: Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; los abrojos crecieron, la ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno. Y añadió: El que tenga oídos para oír, que oiga. Cuando se quedó a solas, los que estaban alrededor y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas. Él les dijo: El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero, en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la semilla como terreno pedregoso; son los que al escuchar la palabra, enseguida la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y, cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumben. Hay otros que reciben la semilla entre abrojos; éstos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la semilla en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno.
Hebreos 10, 11-18; Salmo 109, 1bcde-4 . Marcos 4, 1-10.14-20