Lectura diaria de la Biblia
20 de diciembre 2020 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: En este domingo que precede inmediatamente la Navidad, escuchamos el Evangelio de la Anunciación. El ángel dice a María: “No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios; concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le podrás por nombre Jesús. Será grande y se llamará Hijo del Altísimo…”. No es posible concebir una dignidad más alta que esta. La respuesta de María es una frase breve que no habla de gloria, no habla de privilegio. Sino solo de disponibilidad y de servicio: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. María no se exalta frente a la perspectiva de convertirse incluso en la madre del Mesías, sino que permanece modesta y expresa la propia adhesión al proyecto del Señor. María no presume, es humilde, es modesta, reconoce ser pequeña delante de Dios. Y es consciente de que de su respuesta depende la realización del proyecto de Dios, y que por tanto ella está llamada a adherirse con todo su ser. En esta circunstancia, María se presenta con una actitud que corresponde perfectamente a la del Hijo de Dios cuando viene en el mundo: Él quiere convertirse en el siervo del Señor, ponerse al servicio de la humanidad para cumplir el proyecto del Padre. María dice: He aquí la esclava del Señor; y el Hijo de Dios, entrando en el mundo dice: He aquí que vengo (…) a hacer, oh Dios, tu voluntad (Hebreos 10, 7-9). La actitud de María refleja plenamente esta declaración del Hijo de Dios, que se convierte también en hijo de María. Así la Virgen se revela colaboradora perfecta del proyecto de Dios, y se revela también discípula de su Hijo (24-12-2017).
2Samuel 7, 1-5.8b-12.14a.16: Cuando el rey David se asentó en su casa, y el Señor le hubo dado reposo de todos sus enemigos de alrededor, dijo al profeta Natán: Mira: yo habito en una casa de cedro, mientras el arca de Dios habita en una tienda. Natán respondió al rey: Ve y haz lo que desea tu corazón, pues el Señor está contigo. Aquella noche vino esta palabra del Señor a Natán: Ve y habla a mi siervo David: “Así dice el Señor: ¿Tú me vas a construir una casa para morada mía? Yo te tomé del pastizal, de andar tras el rebaño, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. He estado a tu lado por donde quiera que has ido, he suprimido a todos tus enemigos, ante ti y te he hecho tan famoso como los grandes de la tierra. Dispondré un lugar para mi pueblo Israel, y lo plantaré para que resida en él sin que lo inquieten, ni le hagan más daño los malvados, como antaño, cuando nombraba jueces sobre mi pueblo Israel. A ti te dado reposo de todos tus enemigos. Pues bien, el Señor te anuncia que te va a edificar una casa. En efecto, cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti. Al que salga de tus entrañas le afirmaré su reino. Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mí, tu trono durará para siempre.
Salmo 88, 2-5.27.29: Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Romanos 16, 25-27: Al que puede consolidaros según mi evangelio y el mensaje de Jesucristo que proclamo, conforme a la revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora mediante las Escrituras proféticas, dado a conocer según disposición del Dios eterno, para que todas las gentes llegaran a la obediencia de la fe; a Dios, único sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Lucas 1, 26-38: El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”. Y María dijo al ángel: “¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?”. El ángel le contestó: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”. María contestó: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Y el ángel se retiró.