Lectura diaria de la Biblia
7 de diciembre 2020 – lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: El Evangelio describe el poder de la misericordia divina que perdona y cancela todo pecado cuando encuentra una fe autentica. Las parálisis de las conciencias son contagiosas. Pero el mandato de Cristo puede dar un vuelco a la situación: “¡Levántate y echa a andar!”. Sigamos siempre adelante, buscando al Señor, buscando nuevos caminos para cercarnos al Señor. Y si es necesario abrir un agujero en el techo, que nuestra imaginación creativa de la caridad nos conduzca a esto: a encontrar y abrir caminos de encuentro, de fraternidad, de paz (9-12-2013).
Un día, estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para realizar curaciones. En esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo, a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Él, viendo la fe de ellos, dijo: “Hombre, tus pecados están perdonados”. Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos: ¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?”. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo: ¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados -dijo al paralítico-: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa”. Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios. El asombro se apoderó de todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas.
Isaías 35, 1-10; Salmo 84, 9-14 . Lucas 5, 17-26