Lectura diaria de la Biblia

29 de junio 2020 – lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

SOLEMNIDAD DE LOS SANTOS PEDRO Y PABLO, APÓSTOLES

Papa Francisco: Hoy la Iglesia, peregrina en Roma y en el mundo entero, va a las raíces de su fe y celebra los apóstoles Pedro y Pablo. Sus restos mortales, custodiados en las dos Basílicas dedicadas a ellos, son muy queridos por los romanos y los numerosos peregrinos que desde todas partes vienen a venerarlos. Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?. Pedro, y con él la Iglesia de ayer, de hoy y de siempre, responde, por gracia de Dios, la verdad: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. A lo largo de los siglos, el mundo ha definido a Jesús de distintas maneras: un gran profeta de la justicia y del amor; un sabio maestro de vida; un revolucionario; un soñador de los sueños de Dios… En la Babel de estas y otras hipótesis destaca todavía hoy, sencilla y neta, la confesión de Pedro, hombre humilde y lleno de fe: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. Esta es la experiencia del cristiano, y no es mérito suyo, es una gracia de Dios, Padre e Hijo y Espíritu Santo. Y la respuesta de Jesús está llena de luz: Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Es la primera vez que Jesús pronuncia la palabra Iglesia: Y lo hace expresando todo el amor hacia ella, mi Iglesia (29-6-2018).

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?. Ellos contestaron: Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas. Él les preguntó: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?. Simón Pedro tomó la palabra y dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Jesús le respondió: ¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Ahora yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en los cielos.

Hechos 12, 1-11; Salmo 33, 2-9; 2Timoteo 4, 6-8.17-18 . Mateo 16, 13-19

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