Lectura diaria de la Biblia
23 de marzo 2020 – lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: Anda, tu hijo vive. Y se puso en camino. Esta es nuestra vida: creer y ponerse en camino, como hizo Abrahán, que confió en el Señor y caminó incluso momentos difíciles. La vida cristiana es esto: caminar hacia las promesas, la vida cristiana es esperanza. Hay muchos que no caminan. Está la tentación de detenerse, de considerar ser un buen cristiano solo porque se forma parte de movimientos eclesiales y se sienten en ellos como en la propia casa espiritual, casi cansados de caminar. Sí, creen que existe el cielo, pero no lo buscan. Y esto es un problema: los inmóviles. Pidamos al Señor la gracia de retomar el camino, de ponernos en camino hacia las promesas (31-3-2014).
Salió Jesús de Samaria para Galilea. Jesús mismo había atestiguado: Un profeta no es estimado en su propia patria. Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose. Jesús le dijo: Como no veáis signos y prodigios, no creéis. El funcionario insiste: Señor, baja antes de que se muera mi niño. Jesús le contesta: Anda, tu hijo vive. El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo vivía. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron: Ayer a la hora séptima (una de la tarde) lo dejó la fiebre. El padre cayó en la cuenta de que esa era la hora cuando Jesús le había dicho: Tu hijo vive. Y creyó él con toda su familia. Este segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.
Isaías 65, 17-21; Salmo 29, 2.4-6.11-12a.13b . Juan 4, 43-54