Lectura diaria de la Biblia

12 de marzo 2020 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El hombre rico, en la narración de Lucas, vivía bien, no le faltaba nada, tenía muchos amigos, porque cuando hay dinero hay amigos. Pero en su puerta estaba el pobre, y él sabía quién era ese pobre -¡lo sabía!- porque, cuando habla con el padre Abrahán, dice: “¡Envía a Lázaro!”. Sabía también cómo se llamaba, pero no le importaba. No era un pecador, era un corrupto porque conocía las muchas miserias, pero era feliz allí y no le importaba nada. ¿Qué siento yo cuando veo a los sin techo, a los pobres, a los abandonados, que no tiene trabajo? Todo esto es parte del panorama, del paisaje de una ciudad, como una estatua, la parada del autobús, la oficina de correos: -¿y también los sin techo son parte de la ciudad? ¿Esto es normal?. “Estad atentos. La vida es así, yo como, bebo, pero para quitarme un poco de sentimientos de culpabilidad doy un donativo y sigo adelante” – El camino no va bien (16-3-2017).

Dijo Jesús a los fariseos: Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico. Y hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. Murió también el rico, y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritando, dijo: “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”. Pero Abrahán le contestó: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado. Y, además, entre vosotros y nosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros”. Él dijo: “Te ruego, entonces, padre, que lo mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento”. Abrahán le dice: “Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen”. Pero él le dijo: “No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán”. Abrahán le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto”.

Jeremías 17, 5-10; Salmo 1, 1-4.6 . Lucas 16, 19-31

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