Lectura diaria de la Biblia
8 de diciembre 2019 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: En el Evangelio de este segundo domingo de Adviento resuena la invitación de Juan Bautista: ¡Convertíos porque el reino de los cielos está cerca! (Mt 3, 2). Con estas palabras Jesús dará inicio a su misión en Galilea; y tal será también el anuncio que deberán llevar los discípulos en su primera experiencia misionera. El evangelista Mateo quiere así presentar a Juan como el que prepara el camino al Cristo que viene, y los discípulos como los continuadores de la predicación de Jesús. Se trata del mismo anuncio alegre: ¡viene el reino de Dios, es más, está cerca, está en medio de nosotros! Esta palabra es muy importante: El reino de Dios está en medio de vosotros, dice Jesús. Y Juan anuncia esto que Jesús luego dirá: El reino de Dios ha venido, ha llegado, está en medio de vosotros. Este es el mensaje central de toda misión cristiana (4-12-2016).
Isaías 11, 1-10: Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y entendimiento, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor del Señor. Lo inspirará el temor del Señor. No juzgará por apariencia, ni sentenciará de oídas; juzgará a los pobres con justicia, sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra. Pero golpeará al violento con la vara de su boca, y con el soplo de sus labios hará morir al malvado. La justicia será ceñidor de su cintura; y la lealtad, cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el cordero, el leopardo se tumbará con el cabrito, el ternero y el león pacerán juntos: un muchacho será su pastor. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león como el buey comerá paja. El niño de pecho retoza junto al escondrijo de la serpiente, y el recién destetado extiende la mano hacia la madriguera del áspid. Nadie causara daño ni estrago por todo mi Monte Santo: porque está lleno el país del conocimiento del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé será elevada como enseña de los pueblos: se volverán a ella las naciones y será gloriosa su morada.
Salmo 71, 1-2.7-8.12-13.17: Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
Romanos 15, 4-9: Todo lo que se escribió en el pasado, se escribió para enseñanza nuestra, a fin de que a través de nuestra paciencia y el consuelo que dan las escrituras mantengamos la esperanza. Que el Dios de la paciencia y del consuelo, os conceda tener entre vosotros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús; de este modo, unánimes, a una voz, glorificaréis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por eso, acogeos mutuamente como Cristo os acogió para gloria de Dios. Es decir, Cristo se hizo servidor de la circuncisión en atención a la fidelidad de Dios, para llevar a cumplimiento las promesas hechas a los patriarcas, y, en cuanto a los gentiles, para que glorifiquen a Dios por su misericordia: como está escrito: Por eso te alabaré entre los gentiles y cantaré para tu nombre.
Mateo 3, 1-12: Por aquel tiempo, Juan el Bautista se presentó en el desierto de Judea predicando: Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos. Éste es el que anunció el profeta Isaías diciendo: Voz del que grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”. Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: ¡Raza de víboras!, ¿Quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones pensando: “Tenemos por padre a Abrahán”, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la raíz de los árboles, y todo árbol que no de buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.