Lectura diaria de la Biblia

17 de noviembre 2019 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras (1Jn 3, 18). El amor no admite excusas: el que quiera amar como Jesús amó, ha de hacer suyo su ejemplo; especialmente cuando se trata de amar a los pobres. Un amor así no puede quedar sin respuesta. Está muy atestiguada ya desde las primeras páginas de los Hechos de los Apóstoles. Este es sin duda uno de los primeros signos con los que la comunidad cristiana se presentó en la escena del mundo: el servicio a los más pobres. Esto fue posible porque comprendió que la vida de los discípulos de Jesús se tenía que manifestar en una fraternidad y solidaridad que correspondiese a la enseñanza principal del Maestro, que proclamó a los pobres como bienaventurados y herederos del reino de los cielos (cf. Mt 5, 3). Vendían posesiones y bienes y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno (Hch 2, 45). Estas palabras muestran claramente la profunda preocupación de los primeros cristianos. Y se dirige a los creyentes de cualquier generación, también a nosotros, para sostenernos en el testimonio y animarnos a actuar en favor de los más necesitados. El apóstol Santiago manifiesta esta misma enseñanza en su carta con igual convicción, utilizando palabras fuertes e incisivas: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que le aman? Vosotros, en cambio, habéis afrentado al pobre. (…) ¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? (13-6-2017).

Malaquías 3, 19-20a: He aquí que llega el día, ardiente como un horno, en el que todos los orgullosos y malhechores serán como paja; los consumirá el día que está llegando, dice el Señor del universo, y no les dejará ni copa ni raíz. Pero a vosotros, los que teméis mi nombre, os iluminará un sol de justicia y hallaréis salud a su sombra.

Salmo 97, 5-9: El Señor llega para regir la tierra con rectitud.

2Tesalonicensess 3, 7-12: Ya sabéis vosotros como tenéis que imitar nuestro ejemplo: No vivimos entre vosotros sin trabajar, no comimos de balde el pan de nadie, sino que con cansancio y fatiga, día y noche, trabajamos a fin de no ser carga para ninguno de vosotros. No porque no tuviéramos derecho, sino para daros en nosotros un modelo que imitar. Además, cuando estábamos con vosotros, os mandábamos que si alguno no quiere trabajar, que no coma. Porque nos hemos enterado de que algunos viven desordenadamente, sin trabajar, antes bien metiéndose en todo. A esos les mandamos y exhortamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con sosiego para comer su propio pan.

Lucas 21, 5-19: Como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida. Ellos le preguntaron: Maestro, ¿Cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?. Él dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy” o bien: “está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida. Entonces les decía: Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países hambre y peste. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo. Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre. Esto servirá de ocasión para dar testimonio. Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá: con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

Los comentarios están cerrados