Lectura diaria de la Biblia

15 de agosto 2019 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA

Papa Francisco: El Evangelio de hoy nos presenta a María, que, inmediatamente después de haber concebido a Jesús por obra del Espíritu Santo, va a visitar a su anciana pariente Isabel, quien también milagrosamente espera un hijo. Pero el Evangelio nos muestra también cuan es el motivo más profundo de la grandeza de María y de su dicha: el motivo es la fe. De hecho, Isabel la saluda con estas palabras: Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá. La fe es el corazón de toda la historia de María; ella es la creyente, la gran creyente; ella sabe –y lo dice- que en la historia pesa la violencia de los prepotentes, el orgullo de los ricos, la arrogancia de los soberbios. Aun así, María cree y proclama que Dios no deja solos a sus hijos, humildes y pobres, sino que los socorre con misericordia, con atención, derribando a los poderosos de sus tronos, dispersando a los orgullosos en las tramas de sus corazones. Esta es la fe de nuestra Madre, esta es la fe de María (15-8-2015).

María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava”. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” –como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.

Apocalipsis 11, 19a; 12.1-6a.10ab; Salmo 44, 10-12.16; 1Corintios 15, 20-27a . Lucas 1, 39-56

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