Lectura diaria de la Biblia
28 de marzo 2019 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: Jesús no dialoga con Satanás, como había hecho Eva en el paraíso terrenal. Jesús sabe bien que con Satanás no se puede dialogar, porque es muy astuto. Por ello, Jesús elige refugiarse en la Palabra de Dios y responde con la fuerza de esta Palabra. Y esto nos salvará. El Señor nos recuerda que no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios; y esto nos da fuerza, para no perder el hambre de lo que es verdadero, bueno y bello, el hambre de Dios y de su amor. Está escrito también: “No tentarás al Señor, tu Dios”, porque el camino de la fe pasa también a través de la oscuridad, la duda, y se alimenta de paciencia y de espera perseverante. Jesús recuerda: “Al Señor, tu Dios adorarás y a Él solo darás culto”; o sea, debemos deshacernos de los ídolos, de las cosas vanas, y construir nuestra vida sobre lo esencial (9-3-2014).
Estaba Jesús echando un demonio que era mudo. Sucedió que, apenas salió el demonio, empezó a hablar el mudo. La multitud se quedó admirada, pero alguno de ellos dijeron: Por arte de Belcebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belcebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belcebú, vuestros hijos, ¿por arte de quien los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.
Jeremías 7, 23-28; Salmo 94, 1-2.6-9 . Lucas 11, 14-23