Lectura diaria de la Biblia
18 de enero 2019 – viernes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
OCTAVARIO DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS
Papa Francisco: Era tanta la gente delante de la casa donde estaba Jesús que tuvieron que abrir el techo y descolgar la camilla en la que estaba el enfermo. Tenían fe, la misma fe que esa señora que también, en medio de la multitud, cuando Jesús iba a casa de Jairo, tocó el borde de su manto para ser sanada. Aquí, da un paso más: no sólo sana a los enfermos sino que les perdona los pecados. ¿Cómo es mi fe en Jesucristo? ¿Creo que Jesucristo es Dios, es el Hijo de Dios? ¿Y esa fe me cambia la vida? (15-1-2016).
Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta y les proponía la palabra. Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: ¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados sino solo uno, Dios?. Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo: ¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate, toma la camilla y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados –dice al paralítico-: “Te digo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. Se levantó, tomó inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios diciendo: Nunca hemos visto una cosa igual.
Hebreos 4.1-5.11; Salmo 77, 3-8 . Marcos 2, 1-12