Lectura diaria de la Biblia
24 de noviembre 2018 – sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: Estamos llamados a ir al sepulcro (de Jesús) para ver que la gran piedra fue movida, para escuchar el anuncio: “Ha resucitado, no está aquí”. Allí está la respuesta. Allí está el fundamento, la roca. No en “discursos persuasivos de sabiduría”, sino en la palabra viviente de la cruz y la resurrección de Jesús. Esto es lo que predica en apóstol Pablo: Jesucristo crucificado y resucitado. Si Él no resucitó, nuestra fe es vana e inconsistente. Pero como Él resucitó, es más Él es la resurrección, entonces nuestra fe está llena de verdad y de vida eterna (3-11-2014).
Se acercaron a Jesús unos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús: Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano”. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer. Jesús les dijo: En este mundo, los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte del mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección. Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos. Intervinieron unos escribas: Bien dicho, Maestro. Y no se atrevían a hacerle más preguntas.
Apocalipsis 11, 4-12; Salmo 143, 1-2.9-10 . Lucas 20, 27-40