Lectura diaria de la Biblia

9 de abril 2009 – Jueves

 

Juan 13,1-15

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya que el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego hecha agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándolos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro y este le dijo: Señor, ¿lavarme los pies tú a mí? Jesús le replicó: Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le contestó: Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo. Simón Pedro le dijo: Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos. Porque sabía quien lo iba a entregar, por eso dijo: no todos estáis limpios. Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “El Maestro” y “el Señor” y decís bien, porque lo soy. Pues si yo el Maestro y el Señor, os he lavado los pies,  también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para lo yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.

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