Lectura diaria de la Biblia
29 de agosto 2018 – miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: El Bautista siguió a Jesús, en la vida y en la muerte afrentosa: Juan, víctima de un hombre débil y lujurioso, que se dejó llevar por el odio de una adúltera por el capricho de una bailarina. Son dos muertes humillantes. Como Jesús, también Juan tuvo su huerto de los olivos, su angustia en la cárcel cuando creía haberse equivocado. Por ello manda a sus discípulos a preguntar a Jesús: dime, ¿eres tú o me equivoqué y existe otro? Es la experiencia de la oscuridad del alma, de la oscuridad que purifica.
Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: Pídeme lo que quieras, que te lo daré. Y le juró: Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino. Ella salió a preguntarle a su madre: ¿Qué le pido?. La madre le contestó: La cabeza de Juan el Bautista. Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista. El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.
Jeremías 1, 17-19; Salmo 70, 1-6.15.17 . Marcos 6, 17-18.21-29