Lectura diaria de la Biblia
22 de julio 2018 – Domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: “Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato”. Ver, tener compasión, enseñar: los podemos llamar los “verbos del pastor”. “Ver y tener compasión” configuran a Jesús como el buen Pastor. Su compasión no es solo un sentimiento humano, sino la conmoción del Mesías en la que se hizo carne la ternura de Dios. Y de esta compasión nace el deseo de Jesús de nutrir a la multitud con el pan de su palabra. O sea, enseñar la Palabra de Dios a la gente. Jesús tiene compasión; Jesús enseña. ¡Qué bello es esto! Ante los grandes desafíos que el anuncio del Evangelio tiene que enfrentar, he invitado a alcanzar de Cristo Señor la gracia que salva y da fuerza al empeño del testimonio cristiano, a desarrollar la difusión de la Palabra de Dios, para que la importante religiosidad de tantos pueblos pueda siempre ser testimonio fiel del Evangelio (19-7-2015).
Jeremías 23, 1-6: ¡Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer las ovejas de mi rebaño! –oráculo del Señor-. Por eso, así dice el Señor, Dios de Israel: a los pastores que pastorean a mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, las expulsasteis, no las guardasteis; pues yo os tomaré cuentas, por la maldad de vuestras acciones –oráculo del Señor-. Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas, de todos los países a donde las expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas, para que crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las pastoreen: ya no temerán ni se espantarán y ninguna se perderá –oráculo del Señor-. Mirad que llegan días –oráculo de Señor- en que suscitaré a David un vástago legítimo: reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con este nombre: El–Señor-nuestra-justicia.
Salmo 22, 1-6: El Señor es mi pastor, nada me falta.
Efesios 2, 13-18: Ahora, gracias a Cristo Jesús, los que en un tiempo estabais lejos estáis cerca por la sangre de Cristo. Él es nuestra paz: El que de los dos pueblos ha hecho uno, derribando en su cuerpo de carne el muro que los separaba: la enemistad. Él ha abolido la ley con sus mandamientos y decretos, para crear, de los dos, en sí mismo, un único hombre nuevo, haciendo las paces. Reconcilió con Dios a los dos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, a la hostilidad. Vino a anunciar la paz: paz a vosotros los de lejos, paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre por medio de él en un mismo espíritu.
Marcos 6, 30-34: Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco. Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a solas a un lugar desierto. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.