Lectura diaria de la Biblia
9 de julio 2018 –lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: Había personas que gritaban fuerte porque era su trabajo: trabajaban así, llorando en las casas de los difuntos. Pero su llanto no era el llanto de un padre. Esto hace pensar en la primera cosa que decimos a Dios en el Credo: “Creo en Dios Padre“. Hace pensar en la paternidad de Dios. Dios es así con nosotros. Alguien podría observar: Pero Padre, Dios no llora. ¡Cómo que no! Recordemos a Jesús cuando lloraba contemplando Jerusalén: Jerusalén, Jerusalén, cuantas veces intenté reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas. Dios llora; Jesús lloró por nosotros. Y en ese llanto está la representación del llanto del Padre, que nos quiere a todos consigo en los momentos difíciles.
Mientras Jesús hablaba, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo: Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá. Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría. Jesús se volvió y, al verla, le dijo: ¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado. Y en aquel momento quedó curada la mujer. Jesús llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: ¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida. Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, tomó a la niña de la mano, y ella se levantó. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.
Oseas 2, 16.17b-18.21-22; Salmo 144, 2-9 . Mateo 9, 18-26