El poder del Voto
La gobernabilidad de un país o pueblo casi nunca está exenta de vaivenes más o menos convulsos.
Aquellos que se instalan en el poder y saborean las mieles del mando les cuestan mucho dejarlo, y casi siempre lo hacen a la fuerza. En democracia con las urnas, en dictadura de forma violenta.
De ahí la necesidad que tienen los pueblos de adquirir cultura democrática para ver natural y conveniente la alternancia de poder.
Es bueno que se asuman los cambios. En los regímenes democráticos el poder se les concede a las mayorías, por tanto dichas mayorías tienen derecho a equivocarse. No es bueno que se equivoquen mucho, el poder corrompe.
También puede ocurrir, que fruto de la honestidad, el trabajo y el acierto o la sabiduría en la gestión, el poder se haga merecedor una y otra vez de la confianza del pueblo.
De cualquier manera quiero recordar a los sufridos e ilusionados votantes, que gracias a Dios y a la democracia en nuestro país, en nuestro voto está el cambio y, somos sólo nosotros los que podemos poner a unos y quitar a otros para que nos gobiernen. El día en que juran los cargos, todos empiezan con las mismas atribuciones que tenían los que las dejan, en tres días se ponen todos al corriente.