Lectura diaria de la Biblia

13 de mayo 2018 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

Papa Francisco: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio”. La intimidad de la Iglesia con Jesús es una intimidad itinerante, y la comunión esencialmente se configura como comunión misionera. Fiel al modelo del Maestro, es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demora, sin asco y sin miedo. La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie. La Iglesia en salida es una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar al que se quedó al margen del camino. Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades (Evan. Gaud. 24-11-2013).

Hechos de los Apóstoles 1, 1-11: En mi primer libro, Teófilo, escribí de todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el comienzo hasta el día en que fue llevado al cielo, después de haber dado instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo. Se les presentó él mismo después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del reino de Dios. Una vez que comían juntos les ordenó que no se alejaran de Jerusalén, sino “aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que me habéis oído hablar, porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días”. Los que se habían reunido, le preguntaron, diciendo: “Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?”. Les dijo: “No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos que el Padre ha establecido con su propia autoridad: En cambio, recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria y hasta el confín de la tierra”. Dicho esto, a la vista de ellos, fue llevado al cielo, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Cuando miraban fijos al cielo, mientras él se iba marchando, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: “Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que ha sido tomado de entre vosotros y llevado al cielo, volverá como lo habéis visto marcharse al cielo.

Salmo 46, 2-9: Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.

Efesios 1, 17-23: Que el Dios del Señor nuestro Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cual es la esperanza a la que os llama, cual la riqueza de gloria que da en herencia a los santos y cual la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo que puso bajo sus pies y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que llena todo en todos.

Marcos 16, 15-20: Se apareció Jesús a los once, y les dijo: Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea será condenado. A los que crean, los acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, tomarán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos y quedarán sanos. Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron y predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

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