Lectura diaria de la Biblia
29 de marzo 2018 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
JUEVES SANTO EN LA CENA DEL SEÑOR
Papa Francisco: Este jueves, Jesús estaba a la mesa con los discípulos, celebrando la fiesta de la Pascua. Y el Evangelio contiene una frase que es precisamente el centro de lo que hizo Jesús por todos nosotros: Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Jesús nos amó. Jesús nos ama. El amor de Jesús por nosotros no tiene límites: cada vez más, cada vez más. No se cansa de amar. A ninguno. Nos ama a todos nosotros, hasta el punto de dar la vida por nosotros. Si, dar la vida por todos nosotros; si, dar la vida por cada uno de nosotros. Y cada uno puede decir: Dio la vida por mí. Por cada uno. Ha dado la vida por ti, por mí, por él… Por cada uno, con nombre y apellido. Su nombre es así: personal. El amor de Jesús nunca defrauda, porque Él no se cansa de amar, como no se cansa de perdonar, no se cansa de abrazarnos. Jesús nos amó, a cada uno de nosotros, hasta el extremo (2-4-2015).
Éxodo 12, 1-8.11-14: Prescripciones sobre la cena pascual.
Salmo 115, 12-18: El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.
1Corintios 11, 23-26: Cuando coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor.
Juan 13, 1-15: Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llagado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarle los pies a los discípulos, secándolos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y este le dijo: Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?. Jesús le replicó: Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le contestó: Si no te lavo, no tienes parte conmigo. Simón Pedro le dice: Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos. Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: No todos estáis limpios. Cuando acabó de lavarle los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.