Lectura diaria de la Biblia

15 de febrero 2018 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: La palabra, la exhortación de la Iglesia precisamente desde el inicio de la Cuaresma es “convertíos”: “Convertíos, dice el Señor”. Hoy la liturgia de la Palabra nos hace reflexionar sobre tres realidades que hay que tener delante para esta conversión: la realidad del hombre, la realidad de Dios y la realidad del camino. La realidad del hombre es que todos nosotros estamos ante el bien y el mal “Mira, yo pongo hoy ante ti vida y felicidad, muerte y desgracia”. Estamos ante esta realidad: o es el bien, o es el mal (…). Pero si tu corazón se desvía y si no escuchas y te dejas arrastrar o postrarte ante otros dioses irás por el camino del mal. Dios nos ha hecho libres, la elección es nuestra. El Señor no nos deja solos, nos enseña, nos advierte: estate atento, está el bien y el mal; adorar a Dios, cumplir los mandamientos es el camino del bien; ir a otra parte, el camino de los ídolos, de los falsos dioses, que hacen equivocar la vida. La segunda realidad fuerte: la realidad de Dios. Dios hecho Cristo, Dios hecho carne: este es el fundamento de las obras de misericordia, las llagas de nuestros hermanos son las llagas de Cristo, son las llagas de Dios. No podemos vivir la Cuaresma si esta segunda realidad: nosotros debemos convertirnos no a un Dios abstracto, sino al Dios concreto que se hizo Cristo. La tercera: la realidad del camino: Si alguien quiere seguirme, que reniegue de sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. El único camino Seguro es seguir a Cristo crucificado, el escándalo de la cruz. Estas tres realidades humanas son la brújula del cristiano, con estas tres señales, no nos equivocaremos de camino (2-3-2017).

Dijo Jesús a sus discípulos: El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día. Entonces decía a todos: Si alguno quiere venir el pos de mí, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?

Deuteronomio 30, 15-20; Salmo 1, 1-6 . Lucas 9, 22-25

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