Lectura diaria de la Biblia

11 de diciembre 2017 – Lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: En el Evangelio, están los jefes de los sacerdotes que preguntan a Jesús con qué autoridad actúa: No tienen horizontes, son hombres cerrados en sus cálculos, esclavos de la propia rigidez y los cálculos humanos cierran el corazón, cierran la libertad, mientras que la esperanza nos hace ligeros. Estos eran doctores, habían estudiado, pero su ciencia no les ha salvado. (En el polo opuesto, la anciana que fue a confesarse con el Padre Bergoglio en 1992, a la que le dijo:) Abuela, pero usted no tiene pecados. Ella: Padre, todos los tenemos. Dios perdona todo. (Bergoglio) ¿Y usted cómo lo sabe? –Porque si Dios no perdonara todo, el mundo no existiría. ¡Sus ojos veían más allá, ojos llenos de esperanza! (S.M. 14-12-2015).

Un día estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para realizar curaciones. En esto llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo, a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en el medio, delante de Jesús. Él, viendo la fe de ellos, dijo: Hombre, tus pecados están perdonados. Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos: ¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les replicó: ¿Qué pensáis en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados -dijo al paralítico-: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa”. Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios. El asombro se apoderó de todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas.

Is 35, 1-10; Sal 84, 9-14 . Lucas 5, 17-26

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