Lectura diaria de la Biblia
29 de agosto 2017 –martes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: Juan era voz, no palabra; luz pero no propia, Juan parece ser nadie. La vocación del Bautista es rebajarse. Cuando contemplamos la vida de este hombre tan grande, como esta vida se rebaja hasta la oscuridad de una cárcel, contemplamos un misterio enorme. Nosotros no sabemos cómo fueron sus últimos días. Su cabeza acabó sobre una bandeja como gran regalo de una bailarina a una adúltera. Creo que no se puede descender más, rebajarse. Durante el tiempo que pasó en la cárcel: conocemos las dudas, la angustia que tenía. Mandó a sus discípulos a que hicieran la pregunta a la Palabra: ¿Eres tú o debemos esperar a otro? La oscuridad, el dolor en su vida (24-3-2013).
Herodías (mujer de Filipo, el hermano de Herodes con quien convivía ilícitamente) aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: Pídeme lo que quieras, que te lo daré. Y le juró: Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino. Ella salió a preguntarle a su madre: ¿Qué le pido?. La madre le contestó: La cabeza de Juan, el Bautista. Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista. El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.
Jer 1, 17-19; Sal 70, 1-6.15-17 . Marcos 6, 19.21-29