Lectura diaria de la Biblia
22 de febrero 2009 – Domingo
Isaías 43,18-19.21-22.24b-25
Así dice el Señor: No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo, para apagar la sed del pueblo que yo formé, para que proclamara mi alabanza. Pero tú no me invocabas, Jacob, ni te esforzabas por mí, Israel; me avasallabas con tus pecados y me cansabas con tus culpas. Yo, yo era quien por mi cuenta borraba tus crímenes y no me acordaba de tus pecados.
Salmo 40 Sáname, Señor porque he pecado contra ti.
2Corintios 1,18-22
Hermanos: ¡Dios me es testigo! La palabra que os dirigimos no fue primero si y luego no. Cristo Jesús, el Hijo de Dios, el que Silvano, Timoteo y yo os hemos anunciado, no fue primero si y luego no; en él todo se ha convertido en un si; en él todas las promesas han recibido un si. Y por él podemos responder: Amén a Dios, para gloria suya. Dios es quien nos confirma en Cristo a nosotros juntos con vosotros. Él nos ha ungido, él nos ha sellado, y ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya el Espíritu.
Marcos 2,1-12
Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio ni en la puerta. Él les proponía la palabra. Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico: Hijo, tus pecados quedan perdonados. Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: ¿Por qué habla este así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados fuera de Dios? Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo: ¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico “tus pecados quedan perdonados” o decirle “levántate, coge la camilla y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados… Entonces le dijo al paralítico: Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa. Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos, y daban gloria a Dios diciendo: Nunca hemos visto una cosa igual.