Lectura diaria de la Biblia

28 de Diciembre 2016 – Lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

FIESTA DE LOS SANTOS INOCENTES

Papa Francisco: Herodes se muestra receloso e inquieto por el nacimiento de un frágil Niño, al que ve como un rival. En realidad, Jesús no ha venido a derrocarlo a él, ridículo fantoche, sino al príncipe de este mundo. Sin embargo, el rey y sus consejeros sienten que el entramado de su poder se resquebraja. Todo un mundo edificado sobre el poder, el prestigio, el tener, la corrupción, entra en crisis por un Niño. Y Herodes llega incluso a matar a los niños: tú matas el cuerpo de los niños, porque el temor te ha matado a ti el corazón – escribe san Quodvultdeus… No olvidemos que la custodia atenta de la vida del niño comportó también el exilio en Egipto, la dura experiencia de vivir como refugiados para escapar de la amenaza de Herodes. En el Evangelio escuchamos el grito, el llanto, el gran lamento: “Es Raquel que llora por sus hijos… porque ya no viven”. Herodes sembró muerte para defender su propio bienestar, su propia pompa de jabón. Y esto se sigue repitiendo… Pidamos al Señor que quite lo que haya quedado de Herodes en nuestro corazón.

Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo. José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto. Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mando matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo de profeta Jeremías: Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven.

1Juan 1, 1-4; Salmo 96, 1-2.5-6.11-12 . Mateo 2, 13-18

Los comentarios están cerrados