Lectura diaria de la Biblia

2 de Octubre 2016 – Domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: “Auméntanos la fe” (Lc 17, 5). Me parece que todos nosotros podemos hacer nuestra esta invocación. También nosotros, como los Apóstoles, digamos al Señor Jesús: Auméntanos la fe. Sí, Señor, nuestra fe es pequeña, nuestra fe es débil, frágil, pero te la ofrecemos así como es, para que Tú la hagas crecer. La oración es el respiro de la fe: en una relación de confianza, en una relación de amor, no puede faltar el diálogo, y la oración es el diálogo del alma con Dios. Octubre es el mes del rosario, y en este primer domingo es tradición recitar la Súplica a la Virgen de Pompeya, la Bienaventurada Virgen María del Santo Rosario. Nos unimos espiritualmente a este acto de confianza en nuestra Madre, y recibimos de sus manos el Rosario: el Rosario es una escuela de oración, el Rosario es una escuela de fe.

Habacuc 1, 2-3; 2, 2-4: ¿Hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches? ¿Te gritaré: Violencia, sin que me salves? ¿Por qué me haces ver desgracias, me muestras trabajos, violencias y catástrofes, surgen luchas, se alzan contiendas?. El Señor me respondió así: Escribe la visión, grábala en tablillas, de modo que se lea de corrido. La visión espera su momento, se acerca su término y no fallará; si tarda, espera, porque ha de llegar sin retrasarse. El injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por su fe.

Salmo 94, 1-2.6-9: Ojalá escuchéis la voz del Señor: No endurezcáis vuestro corazón.

2Timoteo 1, 8.14: No tengas miedo de dar la cara por nuestro Señor y por mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del evangelio según las fuerzas que Dios te dé. Guarda este tesoro con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.

Lucas 17, 5-10: Los apóstoles dijeron al Señor: Auméntanos la fe. El Señor contestó: Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería. Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: “Enseguida, ven y ponte a la mesa?”. ¿No le diréis: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo; y después comerás y beberás tú?” ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer”.

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