Lectura diaria de la Biblia
1 de Septiembre 2016 –Jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: Jesús, en la barca, pidió a Simón remar mar adentro y echar las redes. Esta petición era una prueba para Simón, porque acababan de regresar después de una noche de pesca fallida. Simón es un hombre práctico y sincero, y dice inmediatamente a Jesús: “Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada”. Con valor sale de sí mismo y elige fiarse de Jesús. Dice: “Bah, está bien: Por tu palabra, echaré las redes”. ¡Atención! No dice: con mis fuerzas, con mis cálculos, con mi experiencia de experto pescador, sino “por tu palabra”, por la palabra de Jesús. Y el resultado es una pesca increíble, las redes se llenaron, en tal medida que casi se rompieron.
La gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de la tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: Rema mar adentro, y echad las redes para pescar. Simón contestó: Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos pescado nada; pero, por tu palabra, echaré las redes. Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: Apártate de mí, Señor, que soy un pecador. Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían pescado; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
1Corintios 3, 18-23; Salmo 23, 1-6 . Lucas 5, 1-11