Lectura diaria de la Biblia
30 de Mayo 2016 – Lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: Jesús cuenta esta parábola: Dios dio en herencia un terreno con una viña que hizo con sus manos: El dueño plantó una viña, la rodeó con un cercado, allí excavó un hueco para el lagar y construyó una torre. Y luego dio la viña en alquiler a los campesinos. Es lo que hizo Dios con nosotros: nos dio la vida en alquiler y, con ella, la promesa que vendría a salvarnos. En cambio, esta gente vio aquí un buen negocio, una buena oportunidad: la viña es hermosa, tomémosla, es nuestra. Y, así, cuando llegó el momento de recoger los frutos, fueron los empleados de este señor a retirar la cosecha. Pero los campesinos, que ya se habían adueñado de la viña, dijeron: No, saquémoslos fuera, esto es nuestro. La parábola de Jesús relata precisamente el drama de esta gente, pero también nuestro drama. Estas personas, en efecto, se adueñaron de la palabra de Dios. Y la palabra de Dios se convirtió en su palabra. Una palabra según su interés, sus ideologías, sus teologías, a su servicio. La primera actitud para escuchar la palabra de Dios es la humildad, porque sin humildad no se puede recibir la palabra de Dios. La segunda es la oración. Las personas de las que habla la parábola, en efecto, no rezaban, no tenían necesidad de rezar: se sentían seguros, se sentían fuertes, se sentían dioses.
Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos: Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. A su tiempo, envió un criado a los labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo apalearon y lo despidieron con las manos bacías. Les envió otro criado; a éste lo insultaron y lo descalabraron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos los apalearon y los mataron. Le quedaba uno, su hijo querido. Y lo envió el último, pensando que a su hijo lo respetarían. Pero los labradores se dijeron: “Éste es el heredero. Venga, lo matamos, y será nuestra la herencia”. Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Acabará con los labradores y arrendará la viña a otros. ¿No habéis leído aquel texto: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”?. Intentaron echarle mano, porque veían que la parábola iba a por ellos; pero temieron a la gente, y, dejándolo allí, se marcharon.
2Pedro 1, 1-7; Salmo 90, 1-2.15-16 . Marcos 12, 1-12