Lectura diaria de la Biblia
8 de Marzo 2016 – Martes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: El pasaje del Evangelio de San Juan (5, 1-16) es la historia del hombre paralítico que estaba con otros muchos enfermos junto a la piscina en Jerusalén esperando ser curado. Y, así, cuando Jesús vio a ese hombre le preguntó: ¿quieres quedar sano?. Su respuesta está preparada: Claro, Señor estoy aquí para esto. Pero no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua se agita. Mientras estoy llegando al lugar, otro baja antes que yo. La reacción de Jesús es una orden: Levántate, toma tu camilla y echa a andar. Y el hombre fue curado. En su forma de hablar hay un tono de lamento: estar resignado pero también amargado. Una actitud que hace pensar también en muchos católicos sin entusiasmo y amargados que se repiten así mismos: “Yo voy a misa todos los domingos pero es mejor no comprometerse. Yo tengo fe para mi salud, pero no siento la necesidad de darla a otros: cada uno en su casa, tranquilo”: es mejor no implicarse. Jesús primero cura al enfermo y luego lo invita a no pecar más. Es precisamente este el camino cristiano, la senda del celo apostólico para acercarnos a las numerosas personas heridas en este “hospital de campaña” que es la Iglesia.
Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Ésta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: ¿Quieres quedar sano?. El enfermo le contestó: Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado. Jesús le dice: Levántate, toma tu camilla y echa a andar. Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echo a andar. Aquel día era sábado y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano: Hoy es sábado y no se puede llevar la camilla. Él les contestó: El que me ha curado es el que me ha dicho: Toma tu camilla y echa a andar. Ellos le preguntaron: ¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?. Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús aprovechando el barullo de aquel sitio, se había alejado. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor. Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.
Ezequiel 47, 1-9.12; Salmo 45, 2-9 . Juan 5, 2-3a.5-16