Lectura diaria de la Biblia
24 de Febrero 2016 – Miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: Jesús no ha venido a enseñar una filosofía, una ideología…, sino una vía, una senda para recorrerla con Él. Esta es nuestra alegría: caminar con Jesús. Y esto no es fácil, no es cómodo, porque la vía escogida por Jesús es la vía de la cruz. Mientras van de camino, Él habla a sus discípulos de lo que le sucederá en Jerusalén: anuncia su pasión, muerte y resurrección. Y ellos se quedan sorprendidos y asustados. Sorprendidos, cierto, porque para ellos subir a Jerusalén significaba participar en el triunfo del Mesías, en su victoria, como se ve luego en la petición de Santiago y Juan; y asustados por lo que Jesús habría tenido que sufrir, y que también ellos corrían el riesgo de padecer. Nosotros sabemos que Jesús ha vencido, y no deberíamos tener miedo de la cruz, sino que, más bien, en la Cruz tenemos nuestra esperanza. No obstante, también nosotros somos humanos, pecadores, y estamos expuestos a la tentación de pensar según el modo de los hombres y no de Dios.
Mientras iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los doce, les dijo por el camino: Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará. Entonces se le acercó la madre de los Cebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: ¿Qué deseas? Ella contestó: Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Pero Jesús replicó: No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber? Contestaron: Lo somos. Él les dijo: Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre. Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. Nos será así entre vosotros. El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.
Jeremías 18, 18-20; Salmo 30, 5-6.14-16 . Mateo 20, 17-28