Lectura diaria de la Biblia
22 de noviembre 2008 – Sábado
No es Dios de muertos, sino de vivos
Se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano”. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cual de ellos será la mujer? Por que los siete han estado casados con ella. Jesús les contestó: En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor “Dios de Abrahan, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos. Intervinieron unos escribas: Bien dicho, Maestro. Y no se atrevían a hacerle más preguntas.
Ap 11, 4-12; Sal 143, 1-2.9-10 . Lucas 20, 27-40