Lectura diaria de la Biblia

2 de noviembre 2008 – Domingo

   CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS

Lm 3, 17-26: Me encuentro lejos de la paz, he olvidado la dicha. Me digo: ¡Ha fenecido mi vigor, y la esperanza que me venía del Señor! Recuerda mi miseria y mi vida errante: ¡todo es ajenjo y amargura! Mi espíritu lo recuerda, lo recuerda, y se unde dentro de mí. Pero hay algo que me viene a la memoria, algo que me da esperanza: Que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión; antes bien se renuevan cada mañana. ¡Qué grande es tu felicidad! El Señor es mi lote, me digo, y espero en él. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.  

Sal 129, 1-8: Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿Quién podrá resistir?

Rm 6, 3-9: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que así como Cristo fue despertado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. Porque si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya. Comprendemos que nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad de pecadores y nosotros libres de la esclavitud del pecado; porque el que muere ha quedado absuelto del pecado. Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo una vez resucitado de entre los muertos, ya no se muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él.

Dijo Jesús a sus discípulos: Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi padre hay muchas estancias; si no fuese así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando yo vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y a donde yo voy ya sabéis el camino. Tomás le dice: Señor, no sabemos a donde vas, ¿cómo podemos saber el camino? Jesús le responde: Yo soy el camino, la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.

Deje un comentario

Debe identificarse para enviar un comentario.