Lectura diaria de la Biblia
30 de enero 2012 –Lunes
Mundo: Los ídolos –el vil dinero o los cerdos de los gerasenos- pueden inducir al hombre a echar a Cristo de su vida.
Fe: Anuncia a los tuyos lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia.
Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre poseído del espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerzas para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello: ¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes. Porque Jesús le estaba diciendo: Espíritu inmundo, sal de este hombre. Jesús le preguntó: ¿Cómo te llamas?. Él respondió: Me llamo legión, porque somos muchos. Y le rogaba con insistencia que no lo expulsara de aquella comarca. Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte. Los espíritus le rogaron: Déjanos ir y meternos en los cerdos. Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago. Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Ellos le rogaban que se marchase de su país. El endemoniado se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.
2S 15, 13-14.30-16, 5-13a; Sal 3, 2-7 . Marcos 5, 14.17-20