¡¡¡CRISTO HA RESUCITADO!!!

 

¿Qué me queda después de haber vivido intensamente la Semana Santa?

¡Que mi dolor se ha visto mermado!

¡Ante el dolor de Cristo lo mío no es nada!

¡Mi vida se ha transformado!

¡Ya soy libre en el modo de pensar!

¡Ningún mal pensamiento me atenaza!

¡Cristo me ha liberado del pecado porque me ha perdonado!

¡Cristo me ha dado un corazón puro y grande para poder yo perdonar!

¡Ya nada me entristece: la enfermedad y el dolor lo vivo con esperanza!

¡Un pensamiento me tenía esclavizado, me mantenía triste, me había inutilizado!

 

Cristo quiere que mi vida se llene de amor hacia el que se fue, pero también hacia el que queda.

Cristo quiere que viva el presente con determinación.

El mundo lo tenemos que transformar nosotros.

No debemos mirar al pasado: ni con añoranza ni con rencor. El hecho de mirar hacia atrás nos petrifica y nos anula.

Dios quiere que seamos nosotros los inductores del cambio.

Estaba escrito que lo que ocurrió en Israel tenía que ocurrir, el hombre de entonces no daba más de sí. El hombre del futuro debe ser diferente; no puede cometer los mismos errores. Ni el pueblo contra su Iglesia, ni la Iglesia contra su pueblo. Solamente tenemos que empezar a actuar sin mayor dilación, pero movidos por el amor de Cristo, para que no sea estéril su muerte, para que no sean estériles sus enseñanzas.

 

Dios siempre premia al justo. Cristo, su Hijo, fue justo y amoroso: Dios lo resucitó. Si nosotros ya libres del pecado, somos justos y amorosos con nuestro prójimo, Dios nos resucitará, y colmará todos nuestros deseos de bienestar, de paz y de concordia. Nadie quedará defraudado si espera en el Señor. Incluso, podemos adelantar su vuelta.

 

En estos días de Semana Santa hemos aprendido la lección: Entrega, entrega, entrega.  Y no es imposible. Lo que tenemos que hacer, es ponerlo en nuestro programa del día a día y acostumbrarnos a obrar así. Después será nuestro modo de vida. Entonces lo que nos parecerá mal, será obrar de otro modo, de manera contraria a lo que Dios espera de nosotros.

 

Piensa que para dar el salto de este mundo al otro, nos examinarán del amor. Esta vida es un soplo. Recuerda desde que naciste hasta ahora. Cuatro imágenes tienes en el recuerdo. Pues así pasará lo que queda “en un abrir y cerrar de ojos” como se dice coloquialmente. No nos agarremos tanto a las cosas, todo es pasajero. Tú solo eres eterno. Vive la vida de tal manera que el recuerdo de tus acciones te llenen de satisfacción y orgullo. Crea un entorno lleno de gratitud y de ilusión. Te digo lo que te decía en un principio: Ya eres libre y nadie puede nada contra ti. Podrán matar tu cuerpo, pero tu espíritu prevalecerá sobre toda agresión. Y si Dios te concede la gracia de llegar a viejo/vieja, piensa en la semilla cuando está en la tierra: se destruye agotándose poco a poco para que de ese cuerpo nazca un nuevo retoño, una nueva vida, para nunca más morir.

¡¡¡Cristo ha Resucitado, Aleluya!!! ¡¡¡Cristo es nuestro guía, Aleluya!!!        

Diego Caballero – Madrid a 24-4-11

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