Lectura diaria de la Biblia
20 de diciembre 2010 – Lunes
Mundo: Para Dios nada hay imposible: Dios quiere que todos se salven, pero cuenta con la libre voluntad de la persona, no siempre abierta a Dios.
Fe: La palabra de Dios, aceptada con fe por María -y por el cristiano- va formando en ella al hombre nuevo.
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Ella se turbo ante estas palabras y se preguntaba que saludo era aquel. El ángel le dijo: No temas María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Y María dijo al ángel: ¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?. El ángel le contestó: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, qué, a pesar de su vejez, a concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible. María contestó: Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y la dejó el ángel.
Is 7, 10-14; Sal 23, 1-6 . Lucas 1, 26-38